lunes, 23 de febrero de 2009

MULTITUD INDIFERENTE

Sentados en su emponado, el sol perdiéndose entre las hojas de irapay, juanita y lucia, jugaban con una pelota de jebe, juanita tiene 8 años de edad, y su hermanita lucia 4, ambas niñas corren detrás de la pelota, sus ropas, bien remendadas, con manchas de lodo por todo lado, sin sandalias, los pelos despeinados, el viento corre al compas de ellas, caen, caen rendidas, cansadas, sudorosas, felices, el rugido del estomago de lucia, alarma a juanita, están de hambre las dos, mamá no vuelve hasta ahora, el padre, juega casino en la esquina del barrio, sentado, fumando, sin los mas mínimos rasgos de preocupación, se levantan, se miran, tienen hambre, saben lo que tiene que hacer para comer, pero …no cuesta nada intentarlo, se acercan al despreocupado padre, lucia, la más pequeña , acerca su pequeña manito, coge el polo de su padre y le jala tímidamente, el cual, el padre responde con un “Lárguense mierdas”.

Ni siquiera tenían chance para decir algo, regresaron a su emponado, las dos, corriendo entre el polvo de las calles, subieron las altas escaleras de su casa, no se bañaron, no tienen ningún servicio básico, se cambiaron de ropita, juanita cogió un “carmín” y se lo puso en el cabello de lucia, ordenó sus pelos, y salieron presurosas , siempre cogidas de las manitos, en las calles, todos danzan “la pandilla” al compas del tambor , bajo la imponente “humisha”, juanita cogía la bolsa de caramelos, y lucia siempre en su tras, las dos caminaban largas cuadras, eternas noches, las calles multicolores , multiolores, pestilentes olores, nadie quería comprar sus caramelos,

entraron a bares y restaurants, nadie miraba a las hermanitas, y si lo hacían, automáticamente repelían su presencia con un “lárgate niña”, o con una simple mirada indiferente.


“joven cómprame un caramelo”, “señora, cómprame un caramelo”, nadie hace caso, caminaron largas horas, solo 5 caramelos, vendieron, 5 caramelos que los compré, se sentaron en una esquina, querían ver la “humisha

_ñaña, yo quiero esa pelotita moradita, que está en esa humisha – anhelaba lucia, apuntando con el dedo –
_quieres esa pelotita? –Preguntó juanita-
_si ñaña, yo quiero esa pelotita, es más grande de la que tenemos.
_ya sé que haremos, entraremos a ese bar que está ahí al frente, a ver si alguien nos compra, luego salimos y esperamos a que caiga la “humisha” y una vez caída, plummm! Nos lanzamos en la pelota – planeaba juanita-
_ yaaaa, vamos rápido– grito con entusiasmo lucia-


Se cogieron de las manos, miraron la pista ambos lado, y corrieron al bar, se pararon en la puerta, buscaban a un potencial comprador, por lo general a una pareja acaramelada, que a veces compran solo para que se vayan rápido. En la esquina estaba un Sr. Gordo, ebrio, abrazando manchado de grasa y betún, besando de forma escandalosa con una fémina, sin dudarlo se acercaron , como siempre jalaron del pantalón del Sr. Este voltio a verlas , la mujer se reincorporo, las miro y dijo :


_que mierda hacen acá?
_mami, mami - lucia , gritaba con alegría, mientras acercaba sus brazos hacia su madre-
_que hacen acá, les he preguntado!!!
_estamos vendiendo caramelos mami, es que… tenemos hambre -atino juanita-
_les dije que me esperasen en la casa, porque mierda están aquí?


Las niñas no sabían que responder se miraron, sus ojos se humedecieron.


La madre se paró violentamente, arrebato la bolsa de caramelos de las manos de juanita, salió a la calle, y los tiro en el desagüe, entro nuevamente, cogió del brazo al Sr, y se largo en un mototaxi, sin antes decirles a las dos niñas que se larguen a su casa.


Salieron las dos, llorosas, tengo hambre decía lucia a juanita, juanita se secaba los ojos, tenía que ser valiente, si rompía en llanto, también lo haría lucia, tenía que sobreponerse, a sus escasos 8 años, abrazo a su hermanita, la acaricio, miro en sus ojos, miro los ojos de la inocencia y la desdicha, agarro la carita de su hermana y le hablo, con los ojitos frente a frente, “haremos como lo planeado, esperaremos que caiga la humisha, y tendremos una pelota, y jugaremos todo lo que quieras”

Las dos niñas sonrieron, se acercaron a la humisha, los danzantes , con un hacha, iban cortando el tronco , la pesada palmera cayó, , mientras la multitud se abría paso, alejándose del lugar de caída, las niñas miraban fijo a la pelota, las dos agarraditas de la mano, sus ojitos brillaban, sus estómagos rugían de hambre, la pesada palmera, termino por aplastarlas, abruptamente, quedando atrapados y muertas instantáneamente, nadie corrió a agarrar las cosas de la humisha, un Sr. Se acerco y retiro los delicados cuerpos sin vida, la pelota de la humisha extrañamente desapareció, las niñas corrían ahora, alegremente , sin hambre, sin penas, perdiéndose en medio de la multitud indiferente, como antes, como ahora.