Busco en el cielo en medio de esta maldita enorme nube gris alguna señal de haber conocido una estrella de haberte amado alguna vez pero me doy cuenta ahora de haberte conocido muy poco y demasiado estoy triste y sola en esta urbe de humos y sin sabores y extraño tu atención sin medida y recuerdo tus ojos negros en esa pequeña oficina con tus manos temblando y recuerdo tu corazón palpitando como si quisiera salir y yo deteniéndolo para que no se riegue y se eche a perder aprendí de ti a odiar al cebiche y amar la cecina aprendí que reír es mas provechoso que poner cara verde aprendí de ti a caminar como orates sin control debajo de la lluvia rica y fría de la selva a pasear sin siquiera decir una palabra solo mirándonos de vez en cuando y saber que la noche será pequeña y que el sol hará su aparición y nada mas quedara que tu inmenso amor, aprendí a escuchar tus muecas y tus guiños, aprendí a saber que quieres ir a conversar en ves de bailar que prefieres el cine un buen libro un rico café y un buen trago en vez de ir al complejo o al noa y reír disforzándote para llevar bien la noche con los demás, aprendí a amar al Rio y las plantas aprendí que es mejor pasarla bien sin ganar mucho que hacer lo que uno no quiere y ganar mucho aprendí que solo tenemos una vida y no sabemos con certeza que viene después que tenemos que aprovechar cada segundo porque cada segundo vuela con cada respiración y ahora me pierdo y no me encuentro, mi voz no tiene eco que vaga sin razón por la acera llena de gente con la acera solitaria y de mis manos no salen más caricias y de mi voz solo pretende buscarte y mis manos inútiles torpes pretende poner en práctica lo que he aprendido contigo hoy mis manos pretende escribirte y hurtarte una respuesta.
la china