miércoles, 1 de octubre de 2008

HOLOCAUSTUM

- ¡Te Amo! - determinó Haniel.
- Gracias – sentencio Flor
- A veces pienso – sostuvo Haniel - que tu no sientes lo mismo, cuando me respondes así.
- Es que yo no soy como tú, no soy muy expresiva. Tranquilízate.
El “Musmuqui”, así se llamaba aquel lugar, se transformó en el universo de sus salidas nocturna, de aquellas noches llenas de alegrías y llanto. Las luces amarrillas, menguantes, se mesclaba con la oscuridad de local y propiciaba un ambiente de serenidad.
Estaban los dos sentados uno frente al otro, la mesa separaba sus cuerpos y al medio de la mesa dos copas de macerado de hoja de coca, esa bebida habían hecho costumbre en sus salidas. La luz se mesclaba con el humo del cigarro impregnado en el ambiente y juntos se sentían bailar por el sonido de alguna melodía pedido por una de aquellas personas que se encontraba en el local con el único propósito de evocar recuerdos dañados y embriagar sus emociones.
Mientras esperábamos a sus amigos cayeron preso de sus sueños por el futuro juntos, ambos determinaron sus compromiso para salir del país, desde sus carreras se juraron ser los mejores. Él desde las matemáticas y ella desde la sicología se propusieron mesclar sus vidas para siempre.
- Hola, hermano – Filiel, se acerco pronunciando; a su lado Teliel.
- Porque demoraron tanto- determiné Haniel mientras sus manos se relacionaban con un fuerte abrazo.
- Pensé que Coriel estaría contigo hoy- preciso Flor.
- Ella se encuentra de viaje, y todavía no llegue pronto.
Los dos sentaron en la mesa, al ritmo del trueno que cae fulminante sobre la tierra. Pidieron dos macerados más para acompañar a los dos inmortales. Se pusieron a dialogar sobre la inversión de sus tiempo durante la semana, cada experiencia acompañada de cada broma que concluía en ecos de risas, hasta que llegaron a su plática favorita.
- El estado sólo debe encargarse de sus funciones naturales – determinó Filiel.
- ¿Cuáles son? – acompañó retóricamente Haniel
- Seguridad, justicia y obras Públicas – Preciso Teliel.
- Con la estructura del estado, crees que se puede mutilar hasta llegar a esas funciones – Propuso Haniel.
- Las cosas no se darán mañana pero estamos iniciando la inyección de las ideas liberales en la gente y nuestros hijos verán los frutos de nuestras acciones hoy – Profetizó Filiel.
- Me parece tan romántico como el comunismo – sentencie Haniel.
- Bueno ya basta prometimos no hablar de política, economía ni religión si es que estamos tomando. Ok – nos recordó Flor.
- Si es cierto. Determinó Haniel.
- Ok – la respuesta coreada por todos.
Las horas volaban junto con su serenidad y su sobriedad, aquellas horas se sentían vivas. Las emociones de Haniel de tener a dos de sus mejores amigos y el ser que amaba le llenó de felicidad.
Muchas cosas pasaron aquellas semanas que no le fue agradable y se volvieron los días, aquellos, en recuerdos tediosos. El imploraba por un: TE AMO, por una visita, por un gesto, por un abrazo, por una salida, por una llamada. Él que gritaba en silencio por una acción que llenará ese vacío que alimentaba con inseguridad, celos, miedos y desvelos.
Haniel se acercó a su oído, en gesto de espontaneidad, pronunciando.
- ¿Me amas?
- No comiences con eso, ya te lo dije- Flor determinó con tono enérgico.
- A veces deseo escucharlo de tu boca.
- No insistas.
- Tu no entiendes lo que siento, ni si quiera comprendes la dimensión con la que te amo. En realidad tu no sientes lo mismo que yo.
Ella caminó hacia la puerta, y mis amigos me vieron atónitos por la reacción. Su primera acción sería dejarla ir, pero el deseo de no finalizar esa noche como estaba tomando el rumbo le llevó a pararse y a seguirla hasta la puerta del bar, le agarre el brazo y la acompañe hacia la parte exterior del bar.
- A ti creo te aburre verme feliz – sostuvo ella.
- No es así – Haniel,
- Siempre preguntas las mismas cosas, ya cansas. Acaso no sabes lo que siento por ti, acaso no te lo dije, cuantas veces quieres que lo diga.
- Es que a veces quiero escucharlo de tu boca. De esas cosas es que se alimentan una relación, de esos detalles.
- Mira yo me voy.
- No, no te vayas. Quédate.
- Sabes, ya no quiero saber nada, esto no funciona siempre terminamos en los mismo. Siempre terminamos discutiendo.
Se soltó de los brazos y corrió por medio de la pista de la ciudad. Haniel se quedó perplejo determinó no dejarla ir y corrió tras ella. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras corría en el frio de la noche congelada por la neblina. Sus pensamientos giraban en torno a que si era feliz así y siempre era lo mismo: ¡Si, lo era!
Sin tener el control de lo que pasaba y existía a su alrededor solo consideraba su final y era alcanzar aquella noble espalda que le había mostrado el sentido a la vida. Ella se retiraba raudamente de su lado y al cruzar la pista de la calle que los separaba su cuerpo se deslizo por la acera de la ciudad por la fuerza de un auto que le menguo la vida y señaló los límites de su realidad.
Una bofetada acaricio su mejilla. Los ojos se abrieron humedecidos de lágrimas por el sueño o quizá pesadilla, la verdad era que su alrededor las cosas no había cambiado, él seguía vivo y estaba allí donde todas las noches era su destino, su habitación.
- Estás bien – infirió asustada Raiza.
Decidí no volver abrir los ojos hasta la mañana siguiente y nuevamente decidí encontrar un escape a través de mi sueño.


DERBER BATAR